Page 356 - La Nave - Tomas Salvador
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y la abertura. Escuchando su grito repetido


            el Navarca medita. ¿Gritarían de igual forma


            los niños en la Tierra? Le duele la ignorancia, la


            triste cercanía de los muros y el ritmo de la Nave.


            Y dice a los amigos, los hijos sucesores. Favila,



            Blanco, Ylor, Luxó, Simón y Karlo, más el hijo de


            Hipo:


               —Vayamos de viaje; bajemos al fondo de la Nave



            más allá de los gritos y juegos de los niños.


            Quiero encontrar tres cosas. Adivinad cuáles son:


            tres juegos, tres joyas, tres sombras del pasado,


            tres locas aventuras del ser llamado humano.


            Estaban ya creadas. Sin ellas, la Nave no estaría


            flotando en el espacio. Imagino que son cosas


            sencillas, más cerca de vosotros que de las viejas



            sangres: Dios, el tiempo y libros de la Sabiduría.


            Presiento a Dios, existe el tiempo, y los libros


            fueron en tiempo de la Nave abundantes como


            luces


            mismas de los antepasados. Os contaré algún día


            la historia de nosotros y sentiréis conmigo


            el ansia de llegar al punto del recuerdo, borrando


            las distancias, en que la Nave sea un símbolo


            creado por el hombre, ayudado por Dios, el tiempo



            y los libros. La Ira y la Tristeza cambiaron


            la memoria, y apenas hoy tenemos un punto de


            partida.





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