Page 367 - La Nave - Tomas Salvador
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como el grito más lejano de la feliz infancia.



               —He querido volver para cumplir la ley. Mi cifra


            está en el Libro. En él dejé mis sueños y temores


            y me dio sus temores y sueños. He vuelto. A veces


            es tan grande el deseo, que olvido la miseria


            de mis manos cortadas. El Libro es el recuerdo


            de los antepasados. Necesito su fuente y su fuerza.


            Dejadme entrar. Dejadme sólo hasta calmar mi



            hambre.



               Así dijo, y calló, rogando a los ancianos.


            Y el viejo amigo Aro le dijo, sorprendido:


               —Puedes entrar, Shim, y recordar tu historia



            si acaso es lo que quieres. Pero dime, Navarca,


            ¿no fue el Libro la causa de tu ruina? ¿Pretendes


            destruirle? No entiendo lo que vale, ni creo


            en lo que sirve. ¿Por qué tú lo valoras tan


            excesivamente?



               —Te responderé más tarde. Dejadme solo ahora.



               Dijo, y calló, penetrando en la cámara sin esperar


            respuesta. Confusos, mas pacientes, los negros


            inclinaron


            sus cabezas y aguardaron. Ylus habló en el nombre


            de los wit compañeros, con palabras sencillas.



               —No temáis. Cuando Shim se ha quedado a solas


            con su mente, una luz ha brotado y un símbolo


            creció.



            Es tierno cual un niño y sabio como un viejo.

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