Page 37 - La Nave - Tomas Salvador
P. 37

nuestra madre; ella nos acoge y alimenta; ella nos


            ampara del terrible vacío del Espacio. He pecado y


            me disculpo humildemente.)



               Estoy demasiado confuso, más que por estas cosas


            —que  en  realidad  forman  parte  de  nuestra


            estructura—,  por  el  rigor  con  que  me  obligo  a


            determinarlas.  Siendo  Hombre  de  Letras,  debiera


            haber hecho de antemano un círculo con las cosas



            que  son  mías,  me  pertenecen,  me  obligan.


            Verdaderamente, lo tenía; pero ahora he tropezado


            de  bruces  con  la  diferencia  que  hay  entre  línea  y


            volumen, entre superficie y cuerpo. Debiera mirar


            en el Libro si estas dudas que me atenazan fueron


            también patrimonio de mis antecesores; pero tengo


            miedo. No debo volver la vista al pasado hasta que



            no haya concretado mi presente, hasta que pueda


            ofrecer un resumen de lo que sé, y, por extensión de


            lo  que  ignoro.  Debiera  seguir  un  método.  No  me


            siento capaz; siempre he sido incapaz de sujetarme


            a un rigor expresivo. Puedo sentarme aquí, con el


            Libro entre las manos, y dejar constancia de lo que


            estoy pensando. Puedo hacerlo, y lo hago, aunque


            no estoy seguro de que sea eso lo que la Ley ordena.


            La  Ley  es  una  y  terrible:  «La  Nave  es  limitada;



            limítate tú.» Todo lo demás es comentario.



               Pero debe existir alguna fórmula, algún símbolo


            qne permita una escapatoria. ¡Yo estoy aquí, y mi




                                                                                                            37
   32   33   34   35   36   37   38   39   40   41   42