Page 106 - Triton - Samuel R. Delany
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—Estupendo. Voy a pedir... —Se puso en pie.
—¿Puedo sentarme en este...?
—Por supuesto. Póngase cómoda. ¿Cómo le gusta...?
—Solo —dijo ella desde la silla basculante— como mi
vieja —y se rió de nuevo (mientras él metía la mano en el
cajón junto a su rodilla y discaba. Un bulbo de plástico se
deslizó hacia fuera, golpeó sus nudillos y quemó su
piel)—. Eso era lo que mi padre solía decir siempre. —
Apoyó las manos en sus rodillas—. Mi madre era de la
Tierra..., de Kenia, para ser exactos, y yo he estado
intentando vivir sin ese lugar desde entonces.
Bron le devolvió la sonrisa, depositó un bulbo de café
sobre el escritorio, cogió el otro y pensó: Típico n‐r...,
siempre hablando de dónde han venido, de dónde
empezaron sus familias. Sus propios padres habían sido
recios, rubios, diligentes y (después de años de trabajar
como operadores de ordenador en Marte, cuando su
entrenamiento de la Tierra, pasado de moda antes
incluso de su emigración marciana, les había prometido
gloriosas carreras en diseño) melancólicos. Estaban en
mitad de la cuarentena cuando llegó él, el último de cinco
hijos. (Estaba bastante seguro de haber sido el último.)
¿Era por eso, se preguntó una vez más, por lo que le
gustaban las mujeres de aspecto melancólico? Sus padres
habían sido, como tantos otros que llegaba a ser incluso
embarazoso, trabajadores en un nuevo mundo que
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