Page 385 - Triton - Samuel R. Delany
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Con sus tacones apretados muy juntos debajo de su

           silla, Bron metió su cuchara entre las diminutas llamas


           que  ahora  se  perseguían  unas  a  otras  en  su  plato  de

           postre y empezó a comer la elaboración más suculenta

           que jamás hubiera probado, mientras el sudor resbalaba


           de  nuevo  por  su  cuello  y  espalda.  Lo  más  horrible  de

           todo (la Púa estaba ahora charlando alegremente con el


           mayordomo vestido de negro y una de las camareras de

           rojo ‐por  supuesto,  «camarera»  era  la  palabra,  aunque

           pareciera tan fuera de lugar en un sitio como aquél‐, que


           se mostraban evidentemente regocijados por lo que les

           estaba diciendo) era que ellos sabían exactamente (por un

           segundo  escrutó  los  rostros  del  mayordomo  y  la


           camarera en busca de algún signo, expresión o gesto que

           confirmara  su  conocimiento;  pero  no  era  necesaria

           ninguna  confirmación:  resultaba  evidente  por  la


           situación  misma.  Bron  se  hundió  hasta  el  fondo  de  su

           silla), sabían exactamente lo que ellos eran: Que la Púa


           era  nueva  en  todo  aquello,  lo  cual  consideraban

           delicioso; y que él era alguien que, en otro mundo, había

           sido  llevado  probablemente  a  algún  establecimiento


           similar  algunas  docenas  de  veces  bajo  dudosas

           circunstancias, pero que no se había acercado a un lugar


           así  desde  hacía  al  menos  quince  años.  Sintiéndose

           miserable, hundió la cuchara en el dulzor que era una

           caricia para la lengua.




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