Page 388 - Triton - Samuel R. Delany
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llorar.
No lo hizo.
El viaje de vuelta fue tranquilo.
El único lacayo que les acompañó permaneció
sentada en silencio ante su pequeña mesa.
La Púa dijo que era maravilloso sentirse tan relajada.
Y sugirió que aterrizaran en las afueras del pueblo.
—En realidad —dijo el lacayo, sonriendo ante la
generosidad final de Bron—, eso no es necesario. ¡Ha
sido usted más que generoso!
—Oh, tórnelo —dijo Bron.
—¡Sí, hágalo! —insistió la Púa—. ¡Por favor! ¡Es todo
tan divertido!
Bajaron de nuevo la rampa.
¿Amanecía?
No; la luna estaba casi llena.
El aparato se elevó, arrastrando su sombra a través
del gran mordisco de la excavación en el camino.
—¿Sabes? —los brazos de la Púa estaban cruzados;
pateó el borde de su vestido mientras caminaban—, hay
algo que he estado intentando introducir en una de mis
producciones desde que llegué aquí... Lo vi ocurrir el
primer día que llegué. Fue al final de algún viaje
organizado de tres días, y el lugar hormigueaba con
turistas terrestres..., ¡me alegra que te lo perdieras!
Alguno de los chicos de la excavación se habían reunido
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