Page 383 - Triton - Samuel R. Delany
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aspectos,  excepcional.  Luego  hubo  algo  acerca  de  un

           montón  de  fotos  tomadas  en  un  reborde  del  hielo,


           desnuda  en  el  deslizador  con  el  Libro  de  las  horas  de

           Catherine  de  Clèves...  ¿Quién,  se  preguntó  él,  era

           Catherine de Clèves, y qué tenía que ver el reborde del


           hielo  en  toda  aquella  historia?  Realmente,  estaba

           intentando  seguirla.  Pero,  durante  los  últimos


           momentos, había observado, justo a su izquierda, a otro

           grupo pasando un poco más abajo, con su mayordomo

           conduciéndoles por los senderos y rampas hacia su mesa


           elegida.

                Mientras contemplaba caminar a los cuatro hombres

           y tres mujeres, Bron frunció de pronto el ceño y se echó


           ligeramente hacia delante.

                —¿Sabes? —dijo—. Discúlpame, pero..., ¿te has dado

           cuenta de que, entre todos los clientes que hemos visto


           en este lugar, no hay ninguno que lleve zapatos?

                La Púa frunció también el ceño.


                —Oh... Bueno, sí. Ésa es la única concesión que hizo

           Windy a la moda, cuando vino aquí con Charo. De hecho,

           justo  antes  de  que  yo  me  fuera,  me  recordó  que  me


           quitara los míos, en caso de que fuéramos aquí; pero, en

           realidad —de pronto se echó a reír y metió los pies debajo


           de su asiento (Dentro de sus botas, los dedos de los pies

           de Bron empezaron a hormiguear)—, son terriblemente

           informales aquí. Windy dijo que los pies desnudos son...,




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