Page 386 - Triton - Samuel R. Delany
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Para  terminar  había  quesos.  Y  café.  Y  brandy.  De

           alguna  parte  extrajo  una  reacción  al  relato  de  la  Púa


           acerca de su aventura con el estudiante. Se dio cuenta de

           que lo que le había estado contando era importante para

           ella. Probablemente muy importante. Pero no había sido


           claro. Y, más aún, era triste. Se llega a un punto, decidió

           Bron, donde, por tu propia seguridad, tienes que tomar


           esa tristeza como una estupidez. Lo cual, se dio cuenta de

           pronto, podía aplicarse a la mayor parte del universo.

                —¿Lo ves? —preguntó ella—. ¿Lo ves?


                Él dijo:

                —Creo  que  sí  —tan  sinceramente  como  pudo

           conseguir.


                Ella suspiró, incrédula.

                Él acompañó su suspiro. Después de todo, ella era la

           actriz.


                Ella dijo:

                —Espero que sí.


                La  factura  fue  enorme.  Pero,  tal  como  había  dicho,

           Sam  le  había  proporcionado  el  dinero  suficiente  como

           para cubrirla varias veces.


                —Veo que no tendrán que lavar los platos esta noche

           —dijo  alegremente  la  camarera  que  ayudaba  ahora  al


           mayordomo, mientras Bron contaba el dinero. La Púa no

           lo  entendió.  De  modo  que  Bron  tuvo  que  explicarle  el

           arcano chiste de la mujer.




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