Page 61 - Triton - Samuel R. Delany
P. 61
cada nuevo ejemplo, crecía imperceptiblemente,
sorprendentemente. Luego, en una ocasión, mientras
Bron estaba quejándose ausentemente de uno de los más
escurridizos programas metalógicos con los que estaba
trabajando, Sam había hecho una tranquila y más bien
brillante sugerencia. (Bueno, no, se recordó a sí mismo
Bron; no había sido brillante. Pero sí malditamente
ingeniosa.) Bron había preguntado: ¿acaso Sam se había
dedicado en alguna ocasión a la metalógica? Sam había
explicado: No, pero había sabido que Bron sí, así que
hacía unas semanas había cogido un par de cintas sobre
el tema, unos cuantos libros; y había hallado un texto
programado en Info General que dejaba bastante claras
las líneas principales. Eso era todo. A Bron no le gustó
aquello. Pero, por otro lado, Sam no era más que un tipo
apuesto, amistoso, inteligente, que cumplía con un
trabajo parecido al de un abrumado
vendedor/consultante que le llevaba de un lado para otro
de Tetis a Lux en Titán a Lux en Japeto a Puerto Callisto,
o incluso a los miserables hoteles y dormitorios que se
apiñaban en los rincones más populosos de Bellona,
Puerto Luna y Río. En una ocasión, Bron incluso le había
preguntado a Sam qué hacía; la respuesta, con una
sonrisa triste y un sacudir de la cabeza, había sido:
«Remuevo la mierda realmente ínfima». Sam, había
decidido Bron, era un oprimido por el sistema, como
60

