Page 1131 - Anatema - Neal Stephenson
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—Siempre lo olvidas —respondió Arsibalt.


            Ignetha  Foral  miraba  a  Paphlagon  de  un  modo  que

          implicaba:  «¿Cuándo  le  vas  a  aplicar  el  Libro  a  tu

          servitor?» Y, efectivamente, Paphlagon arrojó su servilleta


          e iba a apartar la silla cuando fra Jad le retuvo con una

          mano.

            —Siempre lo olvidas —repitió Arsibalt—, y, si quieres,


          puedo enumerar muchos detalles de la conducta de los

          matarrhitas  que  Orhan  y  tú  habéis  imitado  mal.  ¿Es

          porque no sois matarrhitas?


            Bajo la capucha, Zhʹvaern movió la cabeza. Echaba un

          vistazo  a  la  puerta.  No  a  la  puerta  por  la  que  habían


          entrado él y los otros decanes, sino a aquella por la que

          había salido Orhan.

            —Tu cuidador no nos oye —le dije—. Un amigo Ati ha


          cortado  los  cables  del  micrófono.  Ya  no  funciona  el

          altavoz.


            Aun así, Zhʹvaern siguió inmóvil y en silencio. Le hice un

          gesto a sur Karvall, quien apartó un tapiz para mostrar

          una reluciente rejilla de cables metálicos trenzados con la


          que  habíamos  recubierto  la  pared.  Fui  hacia  Zhʹvaern,

          metí un dedo bajo la alfombra y la levanté para mostrar

          más red de la misma en el suelo. Zhʹvaern lo entendió.


            —Es el material que se usa para las verjas de animales de

          granja —le expliqué—, que se puede comprar extramuros

          en grandes cantidades. Es conductor… y está conectado a


          tierra.



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