Page 207 - Anatema - Neal Stephenson
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imizares era llevar una prenda que había evolucionado a


          partir de un jersey atlético (llamativo, con números en la

          espalda), de gran tamaño, de forma que la costura de los

          hombros  quedaba  sobre  los  codos,  y  extremadamente


          larga… hasta las rodillas. Los pantalones eran demasiado

          largos para ser cortos y demasiado cortos para ser largos…

          Sobresalían un palmo por debajo del jersey, pero aun así


          dejaban  al  descubierto  unas  pulgadas  de  canillas

          regordetas  que  se  hundían  en  enormes  zapatos  muy

          acolchados. Llevaban capuchas con logotipos de marcas


          de  bebidas,  cuyos  extremos  les  caían  por  la  espalda,  y

          gafas oscuras atadas que nunca se quitaban, ni siquiera


          bajo techo.

            Pero  los  imizares  no  sólo  se  distinguían  por  la

          vestimenta. También tenían una forma de caminar, a paso


          lento y contoneándose, y una pose de chulería exagerada

          que a mí me resultaba hostil. Así que, incluso de lejos, supe


          que en mi grupo de visitantes de la mañana había cuatro

          imizares. No me importó en absoluto, porque durante los

          nueve  días  anteriores  no  se  había  producido  ningún


          problema de importancia con los grupos. Fra Delrakhones

          había llegado a la conclusión de que los imizares de esa

          época compartían una iconografía inofensiva. No eran ni


          la mitad de amenazadores que su postura.

            Retrocedí  hasta  la  parte  superior  del  puente  para

          situarme  a  más  altitud.  Una  vez  que  el  grupo  se  hubo


          formado,  saludé  y  me  presenté.  Los  chicos  subvid  se



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