Page 208 - Anatema - Neal Stephenson
P. 208

colocaron delante formando filas perfectas. Los imizares


          se  quedaron  al  fondo,  manteniéndose  a  cierta  distancia

          para  dejar  claro  que  eran  excepcionalmente  guays,  y

          tecleando  en  sus  cismexes  o  bebiendo  de  contenedores


          enormes de agua azucarada. Dos personas que llegaban

          tarde corrían atravesando la plaza, así que al principio fui

          despacio para no dejarlas atrás.


            Había  aprendido  a  no  esperar  una  gran  capacidad  de

          atención  y,  por  tanto,  después  de  señalar  el  bosque  de

          árboles de páginas y las marañas de este lado del río, los


          guie por el puente hasta el corazón del cenobio unario.

          Esquivamos una losa de piedra roja en forma de cuña, que


          tenía grabados los nombres de los fras y sures cuyos restos

          yacían debajo. Nuestra política era no comentarlo a menos

          que alguien lo preguntase. Ese día no lo hizo nadie, por lo


          que me evité una situación incómoda.

            El Tercer Saqueo se había iniciado con un asedio de una


          semana  contra  el  concento.  Los  muros  se  extendían

          demasiado para que pudiesen defenderlos unos pocos. Al

          tercer día los Dieces y Centenos habían roto la Disciplina


          y se habían retirado al cenobio unario, que era algo mas

          fácil de defender porque tenía un perímetro menor con

          algunas  barreras  de  agua.  Por  supuesto,  los  Milésimos


          estaban seguros en su risco.

            A las dos semanas de asedio quedó claro que el Poder

          Secular  no  tenía  ninguna  intención  de  ayudar.  Un  día,


          antes  del  amanecer,  la  mayoría  de  los  avotos  se



                                                                                                          208
   203   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213