Page 203 - Anatema - Neal Stephenson
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mente, pero importante para mí. Aguardé. Y justo cuando
veía mi oportunidad, él cambió radicalmente de tema y
me acribilló con una rapsodia sobre «la exquisita Cord».
Y, por tanto, en lugar de hablar sobre lo que yo quería
hablar, me vi obligado a enfrentarme a la idea de que Cord
era un ser exquisito. Él se preguntó si estaría dispuesta a
mantener un connubio atlaniano. Yo creía que no, pero
¿qué sabía? Y un novio que era estéril y sólo podía salir
una vez cada diez años parecía un novio cómodo, así que
me encogí de hombros y le concedí que todo era posible.
Luego, de vuelta para informar a sur Tulia.
Diecisiete años antes habían encontrado a Tulia en la
Puerta de Día, envuelta en periódicos y metida en una
nevera de cerveza sin tapa. Ya se le había caído el cordón
umbilical, lo que significaba que era demasiado mayor y
estaba demasiado manchada por el mundo secular para
ser aceptada por los Milésimos. En cualquier caso, al
principio había sido enfermiza y la habían tenido en el
cenobio unario, que era más cómodo para los médicos.
Allí la criaron (tal y como imaginaba yo) con adoración las
esposas e hijas de los burgos que poblaban el cenobio,
hasta que a los seis años de edad se graduó a través del
laberinto. A nuestro lado del laberinto salió sola y, muy
seria, se presentó a la primera sur que vio. En cualquier
caso, no tenía familia en el exterior. Ver cómo los otros
lidiábamos durante Apert con nuestras familias le había
hecho comprender lo afortunada que era. Era demasiado
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