Page 223 - Anatema - Neal Stephenson
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Les di las gracias por haber venido, los invité a volver
atrás si deseaban pasar más tiempo contemplando algo
que hubiesen visto, les recordé que eran bienvenidos a la
cena de la Décima Noche y les dije que estaría encantado
de responder a sus preguntas.
De momento los imizares parecían contentarse con
saborear las imágenes de la galera imperial de combate
baziana y la quema de la Biblioteca. Un burgo retirado se
me acercó para darme las gracias por mi tiempo. Los niños
del subvid me preguntaron qué había estado estudiando
recientemente. Los dos visitantes que habían llegado
corriendo en el último minuto esperaron mientras yo
intentaba explicar a los niños ciertos asuntos teoréticos de
los que jamás habían oído hablar. Al cabo de un minuto la
monja se apiadó de mí (o quizá de los niños) y se los llevó.
Los que habían llegado tarde eran un hombre y una
mujer, ambos probablemente en su quinta década de vida.
No me dio la impresión de que mantuviesen un connubio.
Los dos vestían para el comercio, así que a lo mejor eran
compañeros de negocios. Llevaban al cuello el cordón del
que solía colgar una tarjeta de los empleados extramuros
para identificarse en el control de acceso a ciertos lugares.
Como allí no era necesario hacerlo, los dos se habían
guardado el identificador en el bolsillo del pecho. Turistas
atentos, habían seguido al grupo inclinando la cabeza para
comentar entre sí pequeños detalles que uno de los dos
hubiese notado.
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