Page 221 - Anatema - Neal Stephenson
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De allí pasamos a la gran cámara elíptica con sus estatuas
y frescos de teoréticos de la Edad de Oro, centrada en la
ciudad‐Estado de Ethras. Protas, mirando las nubes
pintadas en el techo, dominaba un extremo. Su maestro,
Thelenes, el otro, recorriendo el Plano con sus
interlocutores, que manifestaban distintas emociones:
sobrecogimiento, adoración o indignación. Los dos del
final tenían las cabezas unidas, conspirando… un presagio
del juicio de Thelenes y su ejecución ritual. Una pintura
grande de la ciudad me permitió señalar con facilidad los
templos deólatras en la cima de su colina más alta, donde
habían ajusticiado a Thelenes; su mercado, el Periklyne,
que recorría la base de la colina; una zona abierta en el
centro del Periklyne, llamada «el Plano», donde los
geómetras dibujaban figuras en el polvo o se dedicaban al
debate público, y los emparrados cubiertos de vides de los
bordes, a cuya sombra algunos teores enseñaban a sus
filles, de ahí la palabra «subvid», que significa «bajo las
vides». En ese momento concreto, la monja vio
compensados los problemas que le había causado
organizar la visita.
A medida que nos aproximábamos al otro extremo,
empezamos a ver teores a la derecha de generales y
emperadores, yendo hacia la última de las grandes
cámaras del Camino de Hylaea, que trataba de la gloria de
Baz, sus templos, su Capitolio, sus murallas, sus
carreteras, sus ejércitos, su Biblioteca y (cada vez más, a
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