Page 280 - Anatema - Neal Stephenson
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—Yo, fra Paphlagon, respondo a tu llamada —dijo… la


          primera  parte  de  una  letanía  que  duraría  uno  o  dos

          minutos más.

            Entré en el astrohenge y cerré la puerta con cuidado.


            Había supuesto que todo estaría cubierto por una capa

          de polvo y salpicado de cagadas de pájaros… Los filles de

          Orolo  pasaban  una  cantidad  increíble  de  tiempo


          manteniéndolo limpio. Pero no estaba muy mal. Alguien

          debía de haber estado encargándose del mantenimiento.

            Llegué  al  cubo  cerrado  y  sin  ventanas  que  servía  de


          laboratorio,  pasé  sus  puertas  triples  —para  bloquear  la

          luz—  y  recogí  una  tablilla  fotomnemónica,  vacía  y


          envuelta en su cubierta.

            ¿Qué podría grabar en ella? No tenía ni idea de qué era

          lo que los jerarcas no querían que viésemos, así que no


          sabía hacia dónde enfocar el telescopio.

            En realidad, me hacía una idea bastante precisa de lo que


          debía  de  ser:  un  asteroide  enorme  que  venía  hacia

          nosotros. Era lo único que se me ocurría para justificar el

          cierre del astrohenge. Pero no me servía de nada, porque


          no podía obtener una imagen de una roca a menos que

          apuntase el Mithra y Mylax directamente hacia ella, lo que

          resultaba imposible sin conocer los datos orbitales con una


          precisión enorme. Por no mencionar que mover el gran

          telescopio en aquellas circunstancias hubiera llamado la

          atención de todos.







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