Page 275 - Anatema - Neal Stephenson
P. 275
lograban más de diez o doce nuevos avotos a expensas de
los otros. Treinta años antes, cuando Orolo entró, habían
reclutado a catorce y todavía se comentaba.
Una tarde, justo después de Provenir, las campanas se
pusieron a repicar. Al principio di por supuesto que era
otra vez Eliger. En ese momento ya se habían unido cinco
a los edharianos, tres al Nuevo Círculo y uno a los
Antiguos Faanianos Reformados. Pero una parte
profunda de mi cerebro me insistía en que eran repiques
que no había oído nunca.
Una vez más dejé la pluma —deseando haber sido
castigado en momentos menos interesantes— y me senté
allí desde donde podía observar las cuerdas. A los pocos
minutos estaba seguro de que no era Eliger. Por un
momento sentí una opresión en el pecho temiendo que
fuese un Anatema. Pero acabó antes de que pudiera
confirmarlo. Así que permanecí inmóvil durante media
hora oyendo cómo las naves se iban llenando. Había
mucha gente… todos los avotos de todos los cenobios
habían dejado lo que estuviesen haciendo y habían
acudido. Todos hablaban. Parecían emocionados. No
lograba entender lo que decían, pero por el tono tuve la
impresión de que iba a suceder algo de gran
trascendencia. A pesar de mis temores, me convencí
lentamente de que no podía ser un Anatema. No habrían
estado tan locuaces si se hubiesen estado congregando
para ver cómo expulsaban a uno de los suyos.
275

