Page 401 - Anatema - Neal Stephenson
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reflejaban. Pero no me hizo falta, porque la expresión de


          su rostro lo revelaba todo.

            Menos  de  veinticuatro  horas  después  de  que  hubiese

          metido la tablilla en el Ojo de Clesthyra, otra persona del


          concento sabía de su existencia.

            Sammann  se  había  quedado  allí  un  minuto  más,

          reflexionando.  Luego  había  doblado  el  envoltorio,  se  lo


          había guardado en el bolsillo de la túnica, se había dado la

          vuelta y se había ido.




            Hice avanzar la tablilla hasta una noche nublada y, por

          tanto,  me  quedé  yo  mismo  en  casi  completa  oscuridad,


          sentado en el suelo del agujero, intentando recuperarme.

            Recordaba la noche pasada alrededor del fuego, cuando

          había criticado a Orolo por no ser cauteloso y les había


          dicho  a  mis  amigos  que  yo  era  mucho  más  cuidadoso.

          ¡Vaya un idiota!


            Al ver a Sammann recoger el envoltorio y sumar dos y

          dos, mi rostro enrojeció y mi corazón se puso a martillear

          como si estuviese con él en el Pináculo. Pero no era más


          que  una  grabación  de  algo  sucedido  hacía  meses.  Y  no

          había  pasado  nada.  Eso  sí,  Sammann  podía  contarlo

          cuando le apeteciese.


            Resultaba  inquietante.  Pero  no  podía  hacer  nada  al

          respecto.  Avergonzarme  por  un  error  cometido  hacía

          meses era perder el tiempo. Era mejor considerar lo que


          haría  a  continuación.  ¿Quedarme  preocupado  en  la



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