Page 499 - Anatema - Neal Stephenson
P. 499
vez la misma línea. Al final se obligó a alzar la vista y miró
directamente al otro extremo del presbiterio, a la pantalla
milenaria.
—Voco —dijo con la voz ronca, y tuvo que aclararse la
garganta—. Voco a fra Jad de los Milenarios.
Se hizo un silencio sepulcral; o quizá fuese la sangre
corriéndome por los oídos.
Tras una larga espera, la puerta de la pantalla milésima
se abrió con un crujido para mostrar la silueta de un viejo
fra. Permaneció allí un momento, esperando a que se
asentara el polvo… esa puerta no se abría muy a menudo.
Luego pasó al presbiterio. Alguien cerró la puerta.
Statho pronunció algunas palabras más para Evocarnos
formalmente. Nosotros pronunciamos las palabras para
responder. Los avotos que había tras las pantallas
iniciaron sus cantos de lamento y adiós. Todos cantaron
con el corazón. Los Milésimos estremecieron la Seo con
sus potentes bajos roncos, tan graves que se sentían más
que se oían. Aquello, más que el cántico de mi familia
decenaria, me puso los pelos de punta, me soltó la nariz e
hizo que me picasen los ojos. Los Milésimos iban a echar
de menos a fra Jad y se aseguraban de que él lo sintiese en
los mismos huesos.
Miré directamente hacia arriba, como habían hecho
Paphlagon y Orolo. La luz de las velas sólo iluminaba un
corto tramo del pozo. Pero no miraba para intentar ver
499

