Page 506 - Anatema - Neal Stephenson
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os turnamos para ir a cambiarnos a las cámaras de aseo
N
de hombres y mujeres. De inmediato los zapatos me
volvieron loco. Me los quité a patadas y los aparqué bajo
un banco. Luego di con un lugar despejado en el suelo del
nártex donde pude extender el paño y plegarlo. Tuve que
agacharme y espatarrarme… operaciones complejas
vestido con pantalones. ¡No podía creer que la gente se
vistiese así toda la vida!
Una vez que tuve el paño reducido al tamaño de un libro,
lo envolví con el cordón, lo metí todo en la bolsa de los
grandes almacenes junto con la esfera comprimida, y
luego lo puse todo en el fondo de la mochila. Al otro lado
del nártex, Lio intentaba ejecutar algunos de sus
movimientos de vallelogía con la ropa nueva. Se movía
como si padeciera un desorden neurológico. A Tulia la
ropa no le iba en absoluto y negociaba un intercambio con
una de las sures Centenarias.
«¿Es un Convox?»
«Ahora lo es.»
Sólo se habían celebrado ocho Convoxes. El primero
había coincidido con la Reconstitución. Después, se había
celebrado uno cada milenio para componer la nueva
edición del Diccionario que se emplearía durante los
siguientes mil años, y para ocuparse de otros asuntos
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