Page 55 - Anatema - Neal Stephenson
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Las más antiguas eran monofónicas, es decir, todas las
voces cantaban la misma nota. La que empleábamos en
Sante Edhar era polifónica: voces diferentes cantando
melodías diferentes que se entretejían con armonía. Los
Alternos de túnicas verdes sólo cantaban algunos
fragmentos. El resto de las voces salían de detrás de las
pantallas. Tradicionalmente los Milésimos cantaban las
notas más graves. Se decía que habían desarrollado
técnicas especiales para soltar sus cuerdas vocales, y yo lo
creía, ya que en nuestro cenobio nadie podía cantar notas
tan graves como las que vibraban en su nave.
El Anatema era sencillo al principio y luego se
complicaba tanto que al oído casi le resultaba imposible
seguirlo. Cuando teníamos órgano, hacían falta cuatro
organistas que usaran ambos pies y ambas manos. En el
auto antiguo, esa parte del Anatema representaba el Kaos
del pensamiento asistemático que había precedido a
Cnoüs. El compositor lo había logrado casi demasiado
bien, ya que durante esta parte de la música el oído apenas
era capaz de dar sentido a todas las voces. Pero luego —
como cuando miras una forma geométrica que se parece a
una maraña porque carece de orden, la giras un poquito y
de pronto todos sus planos y vértices se alinean y ves qué
es—, todas esas voces se unían en unos pocos compases y
formaban una melodía pura que resonaba en el pozo de
luz de nuestro reloj y hacía que todo vibrase en sincronía.
Ya fuese por afortunado accidente, o por un logro de la
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