Page 282 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
P. 282

Hubo un retumbante ruido metálico. Vibrante. Todo el

         frente de la casa pareció sacudirse…

                —¡Ese es “usted”, Morbius! —volví a decirle.

                Y continué:


                —Usted mató a sus amigos. Mató a mis amigos. Ahora

         quiere matamos a mí y a su hija. ¡Y a su hija, Morbius!

                La vibración de la casa cesó. No se oía sonido alguno.

         Era peor que el jadeo de la respiración aquella.


                —¡No! ¡No! —clamó Morbius.

                Yo  sabía  que  tenía  que  seguir,  que  nuestra  única

         oportunidad era hacerlo “admitir”. Admitir ante sí mismo.


         Admitir ante su conciencia.

                —Estaba en su mente… en su “mente‐media”. Usted lo

         “olvidó”.  Por  eso  tenía  que  estar  dormido  para  liberarlo


         nuevamente. Pero usted lo sabía. No estaba muy profundo

         dentro de su subconsciente. ¡Usted sabía! Si no hubiese sido

         así, no hubiera luchado contra el sueño como lo hizo.

                Hubo otro retumbar de metales y otro sacudón. Vino de


         más lejos. De junto a la puerta grande.

                De  repente,  Morbius  corrió  hacia  la  sala.  Y  luego  se

         detuvo.  Con  el  cuerpo  doblegado.  Se  retorcía.  Como  un

         hombre que trata… no sé… como un hombre que lucha para


         librarse de algo que lo tiene atado.

                Fuí detrás de él. Tenía que hacerlo. Retiré mi brazo de

         la cintura de Altaira y en un instante estuve en el salón.





                                                                                                          282
   277   278   279   280   281   282   283   284   285   286   287