Page 29 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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prestó atención a mis palabras, Adams y Farman estaban de
nuevo en sus asientos y Quinn pasó junto a mí para ir hasta
un aparato que recordé era el contralor de radio de corta
distancia.
En ese momento alguien debe haber conectado de
nuevo el visor, porque la pantalla comenzó a fulgurar y a
parpadear, mientras se calentaba.
Y de pronto, Altair 4 llenó la pantalla como un gran
mapa en relieve, todo un hemisferio bañado por la luz de su
astro solar, Altair. La luz tenía todavía ese extraño color
verde‐azulado, como si filtrara a través de una lámina de
turquesa y era sorprendentemente clara…
Quedé maravillado, toda mi capacidad de conocer
parecía estar concentrada en mis ojos, de manera que todo
cuanto mi mente podía hacer era recibir impresiones. Era
como encontrarse bajo un poder hipnótico y no tengo, en
absoluto, idea de cuánto duró ese estado.
Cuando por fin pude volver a pensar, mi primera
reacción fué de sorpresa, por la creciente semejanza del,
planeta con la Tierra. Aquí no se veía el desierto gris‐
blancuzco, erizado de cráteres, de la Luna; ni la monotonía
rojiza, surcada de canales, de Marte. Había aquí llanuras y
océanos, ríos y cordilleras, y ninguna coloración
predominante, sino todos los tonos y gradaciones de tonos
imaginables…
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