Page 33 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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Farman colocó un papel desplegado, sobre el pupitre

         que Adams tenía ante sí.

                Adams le echó una mirada al papel.

                —¿Edward                     Morbius?                 —preguntó—.                       ¿Del


         “Bellerophon”?

                —Exacto —respondió la voz, y no dijo más.

                Adams y Farman cambiaron miradas entre sí. Estaban

         tan perplejos como yo. La reacción de aquel hombre ante


         este primer contacto con la Tierra, en lo que, para él, debían

         haber  sido  un  par  de  décadas,  parecía  completamente

         absurda.


                Adams dijo:

                —Es grato saber que el “Bellerophon” alcanzó su meta,

         doctor  Morbius.  —Estaba  tratando  de  dar  con  el  tono


         adecuado.

                Se produjo otra pausa. Y luego:

                —¿Piensa usted descender, comandante?

                Ahora no quedaba duda en cuanto a la frialdad de la


         voz.

                —¿Qué  otra  cosa  habríamos  de  hacer?  —respondió

         Adams—. Usted parece no comprender, doctor. Mi misión

         es exclusivamente hallar la expedición del “Bellerophon”.


         Informar sobre su actual estado. Y relevarla, si es necesario.

                Esta vez hubo más que una pausa. Fué un silencio tan

         largo, que Adams miró a Quinn y le preguntó:





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