Page 25 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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apresuradamente a la cabina de contralor, llevando a
Farman consigo. La tripulación, en especial los más viejos
de ella, conocía lo poco que le agradaba a Adams dejar la
marcha de su nave librada al contralor automático, sin
supervisión personal. Eso les gustaba. Para ellos era la señal
que distinguía a un buen comandante.
Cuando me dirigía a la puerta, encontré a Quinn a mi
lado. Me agradaba Alonso Quinn, pese a su modo preciso,
parecido al de una solterona, que, yo empezaba a creer,
provenía de su profesión. Después de todo, un Diseñador
“debe” ser exacto y minucioso para cumplir su función con
eficacia.
—Supongo que para ustedes, los veteranos, será
diferente, pero para mí es sumamente excitante todo esto —
dije.
Me estudió a través de sus anteojos enormes.
—Perfectamente comprensible, doctor.
—No creo que vaya a dormir mucho esta noche —
manifesté—. Demasiadas cosas en que pensar.
—Permítame que le aconseje contra esas “cavilaciones”
—me dijo Quinn—. Cuanto más predicciones mentales
haga, mayores decepciones sufrirá…
VI
El anuncio de Adams de que en veinticuatro horas
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