Page 37 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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Nuevamente  escuchamos  ese  inconfundible  suspiro.

         Siguió  luego  un  silencio.  Era  un  silencio  diferente  de  los

         otros y Quinn volvió de un salto a sus controles. Hurgueteó

         sus diales por un momento, pero luego nos miró y sacudió


         la cabeza:

                —Cortó —dijo.

                Nadie habló durante un rato, hasta que Farman repuso:

                —No  precisamente  muy  cordial  el  recibimiento,


         ¿verdad?

                Adams miró a Quinn.

                —Esas coordenadas, ¿coinciden con sus cifras?


                —Absolutamente  —respondió  Quinn,  muy  seguro—.

         Casi exactamente en el medio de mi cuadrado de cincuenta

         millas.


                —¿Qué  estaba  pensando,  jefe?  —preguntó  Farman—.

         ¿Que  Morbius  podría  hacernos  aterrizar  en  un  lugar

         inadecuado?

                —O  en  medio  del  peligro  —respondió  Adams.  Con


         gran sorpresa mía, me dirigió la mirada. Creía que se había

         olvidado  de  mi  existencia—.  ¿Qué  le  sugirió  esa  voz,

         doctor? ¿No se le ocurrió que Morbius podría estar mal de

         la cabeza?


                —No —respondí—. No se me ocurrió. —Consideré el

         asunto—.  Emotivo…  balanceándose  entre  el  enojo  y  el

         temor. Eso es lo que pensé…





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