Page 163 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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aire no hay sustentación! Quizá, suponía, el yate
espacial estaría propulsado por algún tipo
avanzado de cohete, ya que los cohetes vuelan al
emitir hacia atrás la masa de su combustible ya
consumido. Eso funcionaría en el vacío del
espacio, si se lleva oxígeno para mantener la
combustión.
Pero ésas eran especulaciones mundanas, ancladas
en mi mentalidad del siglo diecinueve. ¿Cómo
podría saber lo que sería posible en el año 657.208
d.C.? Imaginaba yates capaces de moverse contra
la gravedad del Sol como si fuese un viento
invisible; o, pensé, podrían manipular el campo
magnético.
Así se desató mi imaginación hasta que
Nebogipfel vino a buscarme, ya definitivamente,
al Interior.
Al entrar en la oscuridad de los Morlocks
permanecí con la cabeza hacia arriba mirando la
luz solar que se alejaba; y, justo antes de ponerme
las gafas, ¡me prometí que la próxima vez que
sintiese el calor de la estrella del hombre sería en
mi propio siglo!
Supongo que esperaba que me llevase al
equivalente Morlock de un puerto, con grandes
yates espaciales de ébano anclados contra la Esfera
como barcos de línea contra un muelle.
Bien, no fue así; Nebogipfel me escoltó —a una
distancia de no más de unas pocas millas, vía
Suelo rodante— a un área sin artefactos, ni
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