Page 177 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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vida, del amor, de la política y del arte,
¡despreciaba incluso el sueño!, en mi búsqueda de
una imposible perfección del entendimiento.
Incluso supongo que me vi a mí mismo después
de terminar aquel viaje interplanetario, con mi
plan para engañar a los Morlocks y huir a mi siglo.
Todavía tenía la idea de completar el plan —deben
tenerlo claro pero era como si contemplase los
actos de otra pequeña figura que era yo.
Finalmente tuve la idea de que me convertía en
algo fuera no sólo de mi mundo de nacimiento,
sino de todos los mundos y del Espacio y el
Tiempo también. ¿Qué sería de mí en el futuro,
sino, una vez más, convertirme en una mota de
conciencia zarandeada por los Vientos del
Tiempo?
Sólo a medida que la Tierra se acercaba —una
sombra aún más oscura en contraste con el
espacio, y la luz de las estrellas reflejadas en los
océanos— me sentí de nuevo partícipe de las
preocupaciones normales de la humanidad; los
detalles de mi plan —y mis esperanzas y miedos
sobre el futuro— cobraron forma nuevamente en
mi cerebro.
Nunca he olvidado aquel breve interludio
interplanetario, y en ocasiones —cuando estoy
entre la vigilia y el sueño— imagino que de nuevo
vago por entre la Esfera y la Tierra, con la sola
compañía de un paciente Morlock.
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