Page 172 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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la mano de las glaciaciones y el lento ritmo de los
mares debían haber eliminado todo rastro del
paisaje que conocía, todos los rastros de la
humanidad...
Nebogipfel y yo flotábamos, suspendidos en el
aire dentro de nuestra caja brillante, y le susurraba
mi relato del futuro; en calma, redescubrí detalles
que no había contado a mis amigos de Richmond.
—Vi un animal parecido a un canguro —recordé—
. Tenía unos tres pies de alto... rechoncho, con
miembros fuertes y hombros caídos. Saltaba por la
playa; recuerdo que parecía desesperado, con su
abrigo de piel desordenado, tocaba las rocas
ligeramente con la garras para coger algo de
liquen y obtener así una miserable comida. Tuve
una impresión de degeneración. Luego,
sorprendido, pude ver que el animal tenía cinco
pequeños dedos en cada una de sus patas
delanteras y traseras... Tenía una gran frente y ojos
que miraban adelante. ¡Los rastros de humanidad
eran muy desagradables!
»Sentí un toque en el oído, como pelo que me
acariciase, y me volví.
»Había una criatura justo detrás de la máquina.
Era como un ciempiés, más o menos, ¡pero
construido a una escala enorme!, tres o cuatro pies
de ancho y quizá treinta de largo, su cuerpo
segmentado y la quitina de sus placas carmesíes
raspaban el suelo al moverse. Cilios, cada uno de
un pie de largo, bailaban en el aire; uno de ellos
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