Page 249 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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El tráfico de la mañana se había visto
obligado a dejar paso a la cosa; dos coches
habían volcado frente á él, así como la narria
de un cervecero, que todavía tenía el caballo
atrapado y la cerveza se escapaba de los
barriles rotos.
Un joven con una gorra arrojó tontamente un
trozo de pavimento a la cosa. La piedra
rebotó sin dejar ni una marca, pero hubo una
respuesta: vi que asomaba el cañón de un
rifle por una de las portillas superiores y
disparó al joven.
Cayó donde estaba y se quedó quieto.
Ante eso, la multitud se dispersó con
rapidez, y ya no hubo más gritos. Mrs.
Penforth parecía que lloraba en el plumero;
Poole la escoltó hasta la casa.
En la parte delantera del acorazado terrestre
se abrió una compuerta con un golpe —pude
ver algo del oscuro interior— y vi una cara
(aunque enmascarada) mirar en nuestra
dirección.
—Viene del tiempo —dijo Nebogipfel—. Y
ha venido a por nosotros.
—Sí. —Me volví a Moses—. Bien —le dije—.
¿Ahora me crees?
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