Page 461 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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árboles crecían cerca alrededor de aquel
cuerpo de agua, y las plantas trepadoras
colgaban de sus troncos y ramas bajas,
incluyendo algunas que reconocí como
calabazas y esponjas vegetales. El agua
estaba tibia y era salobre, y me preocupaba
beberla, pero el lago estaba repleto de vida.
La superficie estaba cubierta de grupos de
enormes nenúfares, en forma de tapas y de
unos seis pies
de ancho, que me recordaban las plantas que
había visto una vez en Turnerʹs Waterlily
House en el Royal Botanic Gardens en Kew
(¡era irónico que el emplazamiento futuro de
Kew estuviese a apenas una milla de allí!).
Las azucenas parecían lo suficientemente
fuertes para soportar mi peso, pero no
comprobé esa hipótesis.
Sólo necesité unos minutos para improvisar
una caña de pescar. Sonreí al imaginar la
envidia de algunos de mis amigos
pescadores —el viejo Filby, por ejemplo—
ante mi descubrimiento de aquel oasis
virgen.
Encendí un fuego y esa noche cené pescado
asado y tubérculos.
Un poco antes del amanecer me despertó un
extraño ulular. Me senté y miré a mi
alrededor. El fuego ya se había apagado. El
sol todavía no había salido; el cielo tenía ese
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