Page 465 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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cazar. Sus ojos rasgados estaban fijos en el
Morlock, y cuando abrió la boca vi hileras de
dientes como sierras.
¡La aparición estaba a una yarda de
Nebogipfel!
Grité y corrí por el llano, moviendo los
brazos, pero sabía que todo había acabado
para Nebogipfel. Lloré por el Morlock
perdido, pero —y me da vergüenza
admitirlo— mi primer pensamiento fue para
mí, porque con su muerte me quedaría solo
en medio del Paleoceno...
Y fue en aquel momento, con sorprendente
claridad, cuando se oyó el disparo de un rifle
en el margen del bosque.
La primera bala falló, creo; pero fue
suficiente para que la enorme cabeza se
volviese, y para detener el avance de las
poderosas piernas.
El Morlock cayó y quedó tendido en la arena;
pero levantó los hombros y se arrastró sobre
la barriga.
Hubo un segundo disparo y un tercero. El
cocodrilo retrocedía a medida que las balas
golpeaban su cuerpo. Encaró el bosque desa‐
fiante, abrió la boca y emitió un rugido que
sonó como un trueno entre los árboles.
Luego se lanzó sobre las largas y decididas
piernas contra la fuente de aquellos impactos
inesperados.
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