Page 511 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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despejado y el mar bañado en luz. Observé
que la acción de la marea había reparado los
daños producidos en la playa por los
humanos el día antes: los bivalvos volvían a
esconderse en la arena, y vi una tortuga
correteando, tan cerca que casi podíamos to‐
carla.
Me sentía muy viejo e inmensamente
cansado: muy fuera de lugar allí, en el
amanecer del mundo.
Dejamos la playa y nos metimos en el
bosque. Penetramos en la oscuridad con
temor. Nuestro plan era adentrarnos en el
bosque alrededor del campamento,
siguiendo un círculo de seguridad de una
milla de radio. La geometría escolar nos
indicaba que tendríamos que recorrer seis
millas antes de volver a llegar al santuario de
la playa; pero sabía que sería difícil, si no
imposible, trazar un arco preciso, y suponía
que la travesía completa sería mucho mayor,
y que nos llevaría algunas horas.
Estábamos lo bastante cerca del centro de la
explosión para ver muchos árboles caídos y
rotos —árboles destruidos en un momento—
y nos vimos obligados a sortear los troncos y
las copas quemados. E incluso cuando los
efectos de la explosión eran menos evidentes
vimos las cicatrices de la tormenta de fuego,
que convertía grupos enteros de
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