Page 211 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–De ningún modo –respondió el demonio–. Volveremos


        a este asunto en, digamos, una luna menos o así. La idea

        me atrae. Siento que una guerra con los dioses tiene que ser

        algo excelente. Pero primero quiero gozar por un tiempo


        de los placeres de la carne. ¿Por qué me reprochas un poco

        de diversión tras los siglos de aburrimiento y prisión a los


        que me has sometido?

           –Debo admitir, sin embargo, que te reprocho el uso de mi

        persona.


           –Sea  cual  sea  el  caso,  tendrás  que  soportarlo  por  un

        tiempo. Tú también te hallarás en posición de gozar de lo

        que yo goce, así que, ¿por qué no sacarle el mejor partido a


        la situación?

           –¿Afirmas que estás realmente dispuesto a guerrear con‐


        tra los dioses?

           –Sí, por supuesto. Me gustaría haber pensado en ello por

        mi mismo en los viejos días. Quizá entonces nunca nos hu‐


        biéramos visto atados. Quizá ahora ya no hubiera ni hom‐

        bres ni dioses en este mundo. Sin embargo, nunca fuimos

        muy dotados para la acción concertada. La independencia


        del espíritu acompaña de forma natural nuestra indepen‐

        dencia personal. Cada cual entabló sus propias batallas en

        el conflicto general con la humanidad. Soy un líder, cierto,


        en virtud del hecho de que soy más viejo y más fuerte y

        más sabio que los demás. Acuden a mí en busca de consejo,


        me sirven cuando yo lo ordeno. Pero nunca les he orde‐

        nado que fueran a la batalla. Lo haré, sin embargo, más

        tarde. La novedad aliviará mucho nuestra monotonía.




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