Page 206 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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alrededor, de los que brotaban fuegos que olían a azufre.


          Una  serpiente  colgó  de  una  rama  ante  su  rostro,  escu‐

          piendo veneno. Una lluvia de arañas y sapos cayó sobre él.

             –Libéranos... ¡o tu agonía será infinita! –gritaron al uní‐


          sono las voces.

             –Sí persistís –afirmó–, Siddhartha va a ponerse furioso, y


          perderéis la única posibilidad de libertad que tenéis real‐

          mente.

             Entonces  todo  fue  silencio  a  su  alrededor,  y  vació  su


          mente, y durmió.






             Comió dos veces, allí en la caverna, y luego durmió de

          nuevo.


             Más tarde, Tanaka regresó con la forma de un pájaro de

          enormes garras y le informó:

             –Los de mi raza pueden entrar por los respiraderos, pero


          los hombres no. También hay muchos ascensores dentro de

          la montaña. Muchos hombres podrían subir fácilmente en

          los más grandes. Por supuesto, están custodiados. Pero si


          los guardias fueran eliminados y las alarmas desconecta‐

          das, podría hacerse. También hay veces en que el propio

          domo es abierto en distintos lugares, para permitir que en‐


          tren y salgan los aparatos voladores.

             –Muy bien –dijo Siddhartha–. Tengo un reino, a unas se‐


          manas  de  viaje  de  aquí,  donde  gobierno.  Ha  sido  nom‐

          brado un regente que ocupa mi lugar desde hace varios

          años, pero si regreso allí puedo organizar un ejército. Una




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