Page 212 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Sugiero que no aguardes, porque no habrá un «más
tarde», Taraka.
–¿Por qué no?
–Vine al Pozo del Infierno con el enjambre de los dioses
zumbando a mis espaldas. Ahora hay sesenta y seis demo‐
nios sueltos en el mundo. Muy pronto, vuestra presencia
será notada. Los dioses sabrán quién lo ha hecho, y toma‐
rán medidas contra nosotros. El elemento sorpresa se per‐
derá.
–Luchamos contra los dioses en los viejos días.
–Y éstos ya no son los viejos días, Taraka. Los dioses son
ahora más fuertes, mucho más fuertes. Habéis permane‐
cido atados mucho tiempo, y su poder ha crecido con el
tiempo. Aunque tú mandes el primer ejército de rakasha
de la historia, y para respaldarlos en la batalla organice yo
un poderoso ejército de hombres, incluso entonces, el re‐
sultado final será incierto. Retrasarnos ahora es arrojarlo
todo por la borda.
–Me gustaría que no me hablaras así, Siddhartha, porque
me turbas.
–Es lo que pretendo. Pese a todos tus poderes, si te en‐
frentas al Hombre de Rojo beberá tu vida con sus ojos. Ven‐
drá aquí a los Ratnagans, porque me sigue. La libertad de
los demonios será una señal que lo dirigirá hacia aquí.
Puede traer a otros consigo. Puede que descubras que son
demasiado para vosotros.
El demonio no respondió. Alcanzaron la parte superior
del pozo, y Taraka avanzó los doscientos pasos hasta la
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