Page 217 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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Giró de nuevo, más rápido, y lo lanzó contra la fuerza del
otro.
Un grito escapó de Taraka, y un contragolpe de pura
energía partió hacia Siddhartha como una lanza.
Consiguió desviarlo parcialmente, para absorber parte de
su fuerza. De todos modos, hubo dolor y un torbellino den‐
tro de él cuando el impacto del ataque alcanzó su parte más
sensible.
No se detuvo a considerar el dolor, sino que golpeó de
nuevo, como un lancero golpea contra la oscura madri‐
guera de alguna terrible bestia.
De nuevo oyó sus labios gritar.
Luego el demonio empezó a edificar negras paredes con‐
tra su poder.
Pero, una a una, aquellas paredes cayeron ante su em‐
puje.
Y, mientras luchaban, hablaron.
–Oh hombre de muchos cuerpos –dijo Taraka–, ¿por qué
me reprochas unos pocos días dentro de éste? No es el
cuerpo en el que naciste, y tú también lo llevaste prestado
durante un tiempo. ¿Por qué entonces consideras mi con‐
tacto como una profanación? Un día llevarás otro cuerpo,
intocado por mí. ¿Por qué, pues, consideras mi presencia
como una polución, una enfermedad? ¿Es porque lo que
hay dentro de ti se asemeja en el fondo a mí mismo? ¿Es
porque tú también conoces el deleite al estilo de los ra‐
kasha, saboreando el dolor que causas como un placer, im‐
poniendo tu voluntad a tu gusto y sobre quién gustes? ¿Es
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