Page 23 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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otro entre los Caídos. Para mí, representa una gran tensión


        incluso adoptar una forma agradable durante más de unos

        pocos minutos.

           –Los poderes que poseo –dijo Yama, volviendo a llenar


        su taza de té– se hallan intactos porque no eran del mismo

        tipo que los tuyos.


           Sonrió, mostrando una regular hilera de largos y brillan‐

        tes dientes. Su sonrisa se detuvo al borde de una cicatriz en

        su mejilla izquierda y ascendió hasta la comisura del ojo.


        Parpadeó para interrumpirla y prosiguió:

           –Gran  parte  de  mi  poder  se  halla  en  forma  de  conoci‐

        miento, que ni siquiera los Señores de Karma hubieran po‐


        dido arrebatarme. El poder de la mayor parte de los dioses,

        en cambio, responde a una fisiología especial, que pierden


        parcialmente cuando se encaman en un nuevo cuerpo. La

        mente, que recuerda de algún modo, altera en cierta me‐

        dida cualquier cuerpo al cabo de un tiempo, engendrando


        una nueva homeostasis y permitiendo un regreso gradual

        del poder. El mío regresó rápidamente, y ahora se halla

        completamente en mí. Pero aunque no fuera así, poseo mi


        conocimiento para usarlo como un arma, y eso es un poder.

           Ratri dio un sorbo a su té.

           –Sea cual sea su fuente, si tu poder dice que debemos ir‐


        nos, entonces debemos irnos, ¿Cuándo?

           Yama abrió una bolsita de tabaco y lió un cigarrillo mien‐


        tras hablaba. Sus dedos, oscuros y flexibles, notó ella, siem‐

        pre estaban moviéndose, como si se hallaran tocando algún

        instrumento musical.




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