Page 27 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 27
Ella se echó a reír.
–Oh, vamos, Yama No nos hagamos preguntas retóricas
entre nosotros.
El hombre lanzó una humosa risotada.
–Suyra, el sol, está a punto de cerrar su círculo –dijo Ratri,
mirando hacia fuera y arriba–, e Indra acuchilla al dragón.
En cualquier momento llegarán las lluvias.
Una ola de grisor cubrió el monasterio. La brisa se hizo
más fuerte, y la danza de las aguas empezó a repiquetear
contra las paredes. Como una cortina de cuentas, la lluvia
cubrió la parte abierta de la terraza desde donde miraban.
Yama sirvió más té. Ratri comió otro dulce.
Tak se abrió camino por en medio del bosque. Avanzaba
de árbol en árbol, de rama en rama, observando el rastro a
sus pies. Su pelaje estaba húmedo, porque las hojas dejaban
escapar pequeñas rociadas sobre él cuando pasaba. Las nu‐
bes se acumulaban a su espalda, pero el sol de primera hora
de la mañana brillaba todavía en el cielo oriental y el bos‐
que era un hormiguear de colores a su luz dorada rojiza. A
su alrededor, los pájaros cantaban entre el enmarañado de
ramas, lianas, hojas y hierbas que se alzaban como una pa‐
red a cada lado del sendero. Los pájaros creaban su música,
los insectos zumbaban, y ocasionalmente sonaba algún
gruñido o ladrido El follaje era agitado por el viento. A sus
pies las huellas giraron bruscamente, entrando en un claro.
Tak se dejó caer al suelo, siguió a pie. Al otro lado del claro
saltó de nuevo a los árboles. Ahora, observó, las huellas
avanzaban paralelas a las montañas, incluso inclinándose
27

