Page 51 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 51
que producirse. En el momento que se produzca, el relato
que te he contado debe haberse vuelto cierto en su mente.
–¿Cómo? –preguntó Ratri.
–Esta misma noche, ahora mismo –dijo–, mientras la ima‐
gen del acto llamea aun en sus conciencias y sus pensa‐
mientos están turbados, la nueva verdad será forjada y cla‐
vada en su lugar... Sam, ya has descansado suficiente. Esto
te corresponde a ti. Debes predicarles un sermón. Debes
apelar en su interior a esos sentimientos más nobles y a esas
cualidades más altas del espíritu que hacen a los hombres
sujetos a la intromisión divina. Luego, Ratri y yo combina‐
remos nuestros poderes, y nacerá una nueva verdad.
Sam apartó y bajó los ojos.
–No se si puedo hacerlo. Ha sido tanto tiempo.
–Buda una vez, Buda siempre, Sam. Desempolva algunas
de tus viejas parábolas. Dispones de unos quince minutos.
Sam tendió la mano.
–Dame un poco de tabaco y papel.
Aceptó la bolsita, lió un cigarrillo.
–¿Fuego?... Gracias.
Inspiró profundamente, expelió, tosió.
–Estoy cansado de mentirles –dijo finalmente–. Sospecho
que ésa es la realidad..
–¿Mentirles? –preguntó Yama–. ¿Quién te ha pedido que
le mientas acerca de nada? Cítales el Sermón de la Mon‐
taña, sí quieres. O algo del Popul Vuh, o de la Ilíada. No
me importa lo que digas. Simplemente conmuévelos un
poco, ablándalos algo. Eso es todo lo que te pido.
51

