Page 420 - Hijos del dios binario - David B Gil
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parque. Miró hacia atrás y no consiguió discernir a


           su  perseguidor,  pero  eso  no  significaba  que  no


           estuviera allí. A su alrededor había pocas personas,


           pensó  en  pedir  ayuda  a  unos  chicos  junto  a  la



           parada  de  autobús,  pero  la  disuadió  el  sonido  de


           un  coche  que  arrancaba  y  aceleraba  bruscamente.


           Miró atrás y vio un enorme Volkswagen negro que


           invadía el sentido contrario y se aproximaba a ella


           desde atrás.


                  Continuó corriendo por inercia, pero sus pasos


           eran cada vez más cortos y pesados. Desesperada,



           observó cómo la ventanilla se bajaba. Alguien gritó


           desde  el  interior  del  vehículo  y  ella  se  apartó


           cuanto  pudo,  hasta  aplastarse  contra  la  pared  al


           otro lado de la acera. Sin detenerse, buscó auxilio


           con  la  mirada,  pero  sabía  que  nadie  podía


           ayudarla,  así  que  se  obligó  a  seguir  corriendo,


           arrastrándose  por  la  pared  hasta  que  consiguió


           despegarse de ella.


                  El  conductor,  sin  embargo,  no  pensaba  darle



           ninguna  oportunidad:  aceleró  el  motor  y  cruzó  el


           vehículo  en  la  acera.  En  su  brusco  intento  de


           detenerse y girar para escapar en sentido contrario,


           Alicia cayó y rodó por el suelo. El sicario salió del


           coche y se abalanzó sobre ella. No era el mensajero,


           aquel  no  vestía  uniforme.  La  obligó  a  levantarse




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