Page 416 - Hijos del dios binario - David B Gil
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por  allí?  Era  imposible,  pues  las  puertas  tenían


           cerraduras distintas, pero eso solo lo sabía ella.


                  De  cualquier  modo,  no  podía  permanecer  a


           ciegas:  tenía  que  ver  qué  hacía  el  otro  o  podría



           sorprenderla,  así  que  se  obligó  a  vencer  aquel


           miedo  paralizante.  Contuvo  la  respiración  y,


           lentamente, comenzó a arrastrarse hasta la esquina


           de su parapeto. Apoyó la mejilla izquierda contra


           el  cálido  metal  y  se  tomó  un  instante  para  reunir


           valor.  Giró  la  cabeza  despacio,  hasta  que  tuvo


           cierto ángulo de visión.



                  Era el hombre que había llamado al portero, lo


           reconoció por la gorra y la cazadora marrón, pero


           en su mano ya no llevaba un ramo de flores, sino


           una pistola de frío metal que reflejaba con insidia la


           mortecina  luz  de  aquella  noche.  Aún  en  la


           distancia,  Alicia  pudo  sentir  el  peso  del  arma


           oprimiéndole el pecho y su corazón se detuvo por


           un  instante,  como  cuando  un  secreto  atroz  queda


           revelado.



                  El mensajero se detuvo y levantó la cabeza, era


           un  perro  olfateando  a  su  presa.  Sostenía  el  arma


           apuntando  hacia  el  suelo,  bien  separada  de  su


           cuerpo  para  que  ella  pudiera  verla,  para  que  no


           dudara del mensaje que se le debía entregar. Pero


           no  percibió  ningún  sonido  o  movimiento  delator,




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