Page 421 - Hijos del dios binario - David B Gil
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mientras                le         gritaba             algo,            ella          lloraba,


           completamente                        desconectada                     de          cualquier


           pensamiento  racional,  poseída  por  el  impulso


           primario de luchar por su vida. Golpeó al hombre



           con  puños  y  piernas,  pero  este  aferró  su  muñeca


           con  facilidad  y  le  dobló  el  brazo  a  la  espalda.  La


           empujó  al  interior  del  Volkswagen  y  cerró  la


           puerta.


                  Desesperada,  su  mente  retorcida  por  los


           nervios,  gritó  y  golpeó  la  ventanilla  con  los  pies,


           pero  sus  esfuerzos  eran  en  vano.  Cuando  se



           revolvió  para  intentar  salir  por  la  puerta  del


           conductor,                 su         captor             ya         había            entrado


           bloqueándole  la  salida.  Entonces  se  apartó  de  él


           cuanto  pudo  y  quedó  hecha  un  ovillo  sobre  su


           asiento, mirándolo con pavor.


                  El  hombre  arrancó  el  vehículo  y  aceleró  calle


           abajo. Giró junto al parque y continuó callejeando


           hasta desembocar en una avenida. Alicia sollozaba


           a  su  lado,  la  mirada  clavada  en  aquel  rostro



           impasible,                atenta            a       cualquier                movimiento


           amenazador.  Un  eco  intermitente,  como  una


           alarma  que  tratara  de  advertirla  del  evidente


           peligro, reverberaba en su cabeza.


                  —¿Empieza  a  tranquilizarse?  —preguntó  su


           captor en inglés, sin apartar la vista de la calzada.




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