Page 542 - Hijos del dios binario - David B Gil
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menos eso creía. Quizás se equivocara, quizás
debiera quitar algún seguro, amartillar antes...
Amparado en esa incertidumbre, lo hizo. La
detonación retumbó en sus oídos y la bala se
hundió en el hombro izquierdo de su blanco. Había
apuntado al centro, pero de algún modo el
retroceso había desviado el disparo más de un
palmo. Clarice aprovechó la contracción de dolor
de su rival para deslizar la rodilla bajo el vientre de
Knocht y proyectarlo hacia atrás, haciéndolo volar
por encima de su cabeza. Sobre la marcha, tanteó el
suelo buscando su propia arma en la oscuridad. En
cuanto dio con ella, se revolvió en cuclillas,
sujetando la empuñadura con ambas manos.
Apuntaba al vacío.
Se puso en pie y de dos rápidas zancadas
alcanzó el rellano de la planta. Girard pudo ver a
través del encuadre torcido de la puerta cómo se
detenía en seco para apuntar y apretaba dos veces
el gatillo. Los disparos, amortiguados por el
silenciador, apenas fueron sendos suspiros en el
eco de la escalera. Clarice maldijo entre dientes y se
precipitó al interior, apartó a Girard de su camino y
se asomó al balcón. Permaneció inmóvil durante un
instante, la respiración sujeta mientras su arma
encañonaba al corazón de la noche, pero finalmente
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