Page 540 - Hijos del dios binario - David B Gil
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sobre ella, golpeándola con la cabeza en la nariz.
La inusitada celeridad de sus movimientos
hacía que todo resultara confuso en aquella media
oscuridad, hasta que Girard reparó en un leve
reflejo en la penumbra: la pistola que su captor
llevara colgada a un costado se encontraba ahora
en mitad del salón, manchada de sangre. Parecía
que, después de todo, su inesperada protectora no
había errado el tiro.
Incomprensiblemente, desdiciendo todo lo que
había pensado sobre sí mismo a lo largo de su vida,
Girard se puso en pie y se aproximó al arma
abandonada. A un par de metros de distancia,
aquellos dos soldados de una guerra que él no
comprendía se lanzaban golpes terribles en el
suelo. Knocht, inclinado sobre su rival, trató de
aplastarle la cara de un puñetazo, pero sus nudillos
terminaron por incrustarse en el suelo cuando ella
ladeó la cabeza. La mujer aprovechó la breve
ventaja para apoyar la mano contra la barbilla de
su oponente y empujar hasta dejar expuesto el
cuello. Al instante, asestó un golpe dirigido a la
tráquea, pero Knocht consiguió evitarlo
aferrándola por la muñeca cuando sus dedos se
encontraban a un par de centímetros de la yugular.
Ajeno a aquella lucha a vida o muerte, Girard
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