Page 666 - Hijos del dios binario - David B Gil
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mugriento  de  cuanto  la  rodeaba.  Se  apresuró  a


           inclinarse  sobre  la  ventanilla  del  primer  taxi.  Por


           supuesto,               era         un         modelo              sin        navegación


           automática, y el taxista le indicó con un gesto que



           podía sentarse atrás.


                  Solo  cuando  se  acomodó  en  el  interior,  se


           atrevió a descubrirse la cabeza e indicó la dirección


           a  la  que  se  dirigía.  Vio  en  el  espejo  retrovisor  la


           mirada  confusa  del  conductor,  y  Alicia  repitió  la


           dirección  más  despacio.  El  hombre  negó  con  la


           cabeza y respondió en un idioma ininteligible para



           ella.  ¿Malayo,  mandarín?  Cualquiera  de  ellos  era


           una  mala  señal,  pues  significaba  que  por  allí


           pasaban  tan  pocos  turistas  que  un  taxista  no


           precisaba entender ni una dirección en inglés.


                  Intentó una forma más básica de comunicación:


                  —¿Bao Yuen?


                  El  conductor,  un  abuelo  con  la  expresión


           desabrida del que ha visto demasiadas cosas desde


           su asiento, frunció el ceño con extrañeza.



                  —¿Bao Yuen? —repitió él para asegurarse.


                  —Bao Yuen —confirmó Alicia con una sonrisa.


                  El taxista se encogió de hombros, metió primera


           en el cambio automático de su Toyota y comenzó a


           rodar sobre el pavimento. No tardaron en entrar en


           un  largo  túnel  cuyos  carriles  estaban  delimitados




                                                                                                            666
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