Page 669 - Hijos del dios binario - David B Gil
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marcharse, la puerta se abrió con el ronquido
áspero de la madera abotargada. Un hombre algo
más joven que ella, vestido con una camiseta
interior de tirantes que resaltaba la extrema
delgadez de su torso, se asomó por el vano
entreabierto.
—¿Qué quieres? —preguntó con voz hosca.
—He venido...
—¿Quién te ha hablado de este sitio? —la
interrumpió.
Alicia titubeó, sin saber muy bien qué
responder.
—¿Te han informado bien de cuánto llevo por
la ruta turística?
Ella negó con la cabeza.
—¿Eres europea, verdad? Para vosotros son mil
quinientos euros. —Y como si necesitara explicarse,
añadió—: El cóctel es caro, pero lo preparo yo, no
encontrarás otro igual.
Alicia le mostró la tarjeta de Selfbank.
—Muy bien, pasa.
Su anfitrión arrastró la puerta hasta abrirla de
par en par y la instó a avanzar por un pasillo en
penumbras. Alicia lo recorrió poco a poco,
convenciéndose a cada paso de no girar en redondo
y huir de allí. El suelo de madera gemía bajo sus
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