Page 668 - Hijos del dios binario - David B Gil
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sus  palabras,  y  le  dio  las  gracias  antes  de


           abandonar la relativa seguridad del vehículo.


                  Se cubrió con la capucha para protegerse de la


           llovizna  y  se  adentró  en  el  parque,  apenas  una



           oquedad  de  tierra  escarbada  entre  las  altas  moles


           de        viviendas.                Al        alcanzar              el       bloque             de


           apartamentos, se asomó a la gran boca sin luz que


           parecía conducir al distribuidor del edificio. Desde


           el  umbral  contempló  los  devastados  pasillos  que,


           como                retorcidos                   intestinos,                  desalojaban


           sospechosos ruidos y repugnantes hedores. Junto al



           portal había una escalera que parecía descender a


           los sótanos del edificio, ese era el lugar que había


           indicado el taxista. Del fondo de aquel largo tramo


           de  peldaños  surgía  la  débil  luz  emitida  por  una


           bombilla  desnuda.  Descendió  con  una  mano


           apoyada en la fachada. Treinta escalones más abajo


           había una puerta de madera bien cerrada sobre la


           que  se  había  grabado  a  cuchillo  un  círculo


           atravesado por una línea vertical. Alicia miró sobre



           el  hombro  escaleras  arriba,  luego  se  aseguró  de


           tener  cobertura  en  el  móvil  y,  sin  que  se  le


           ocurrieran  más  cautelas,  golpeó  la  puerta  con  el


           puño.


                  Aguardó  casi  un  minuto  antes  de  volver  a


           llamar, y cuando ya se disponía a darse la vuelta y




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