Page 34 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
P. 34

También las esposas de los oficiales querían hablar
con la reina, pero eso era todavía más difícil porque Thie
adoraba a su hermano. Ella participó mucho en su crianza,
hizo de madre para él, sobretodo en su adolescencia.
Después de su esposo, Jay era la persona a quien más
quería.

    La reina Thie era una mujer de baja estatura pero su
enérgica personalidad hacía parecer que era ella quien
tomaba las decisiones más importantes sobre el Imperio.

    Durante mucho tiempo buscó ser madre. Tuvo varios
embarazos frustrados, siempre los perdía. Recién a los
treinta años, después de pasar por mucho tiempo de
quietud y cuidados especiales, tuvo por fin su hijo. Un
embarazo con muchos sufrimientos que la acobardaron
para seguir luchando por tener más hijos.

    La salud del pequeño Amenofis necesitaba mucha
atención. Cuatro sacerdotes médicos cuidaban de él.

    Amenofis IV pasó gran parte de su niñez junto a su
tío Jay. Él lo enseñaba a hacerse hombre, aunque esto
le resultaba bastante difícil. El niño amaba mucho a su
madre, a tal punto que la imitaba. Caminaba como ella,
se miraba en su espejo de la diosa Hator y le gustaban
las cosas de mujer. Jay observó a su sobrino y le planteó
a Thie que era necesario cuidar del aspecto varonil de
Amenofis. Le propuso que debería hacer su Iniciación
de acuerdo a las reglas generales y cumpliendo con
todas las pruebas, aunque fuera un príncipe. Insistía
en que le haría muy bien estar en la selva, solo, con su
arco y flechas, con su lanza y su agua, tratando de
conseguir su comida y sorteando las dificultades que
se le presenten. Y sobre todo, enfrentando peligros para

                                     32
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39