Page 568 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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corresponde a un trabajo de campo realizado por una de las autoras de este ensayo en el año 2014.
              A partir de esa experiencia, se pretende dar a conocer las implicancias que tiene la educación y los
              espacios de formación en los movimientos sociales y analizar las significaciones de las  prácticas
              educativas que se realizan en este espacio de formación.
                     Resulta de gran importancia, en primer lugar, hacer referencia al origen de los movimientos
              sociales  en  Argentina  y  América  Latina.  Luis  Rigal  se  refiere  a  que  “en  su  origen  el  término
              movimientos sociales alude a nuevas formas de acción colectiva de sectores de la sociedad-afectados
              en  cualquiera  de  las  dimensiones  de  su  condición  ciudadana  por  las  políticas  vigentes-  que  se
              organizan para reivindicar sus derechos”. (Rigal. 2011: 1)
                     Estos  movimientos  que  surgieron  en  América  Latina  en  los  años  ´70,  ´80,  tal  como  lo
              manifiesta  Rigal  (2011)  plantean  temáticas  y  conflictos  que  durante  mucho  tiempo  se  habían
              limitado al ámbito privado, como el respeto por las diferencias de género o de etnias; preservación
              del medio ambiente; recuperación de la propiedad de la tierra; mejoramiento barrial y la promoción
              del desarrollo de formas organizativas más democráticas.
                     En Argentina, el movimiento social Piquetero argentino emerge en los años ´90, en medio de
              los ajustes estructurales en la economía y reforma del Estado promovido y llevado adelante por el
              gobierno peronista de Carlos Saúl Menem. En este contexto que emergió un movimiento sui generis,
              de desocupados que se negaron a permanecer en esa condición y demandando trabajo se lanzaron
              a los caminos y sumaron a las comunidades locales para organizar “piquetes” que cortan las rutas y
              asambleas populares, que en su desarrollo dieron origen a las denominadas puebladas (Garcés 2010:
              62).
                     Lo sucedido desde fines de los años 90, en nuestro país lleva a complejizar el concepto de
              movimiento  social,  en  la  medida  que  muestra  la  incorporación  de  nuevos  actores  sociales  y  de
              múltiples  acciones  colectivas,  encarnando  cada  uno  de  ellos  una  modalidad de  resistencia  a  las
              estructurales vías de exclusión social vigentes. (Garcés. 2010: 55).
                     Los  participantes  de  los  movimientos  sociales  en  la  actualidad,  son  los  desocupados,
              compañeros de escasos recursos, provenientes de diferentes barrios. Son un importante porcentaje
              de población, que se encuentra en situación de vulnerabilidad económica, vulnerabilidad social, de
              exclusión social. Esto es producto de la estructura social, económica y política a la que se encuentra
              sometida  gran  parte  de  la  población,  en  las  que  las  oportunidades  laborales  no  resultan  ser
              igualitarias para todos. Ante esto, el objetivo en común que los une como movimientos es la lucha
              por un espacio en la sociedad, de participación, por la igualdad de oportunidades, de derechos, por
              la dignidad y el reclamo al Estado en la asunción de su papel como Estado protector de todos sus
              ciudadanos.
                     Tal como afirma Luis Rigal (2011) “en los movimientos sociales la educación ocupa un lugar
              central en la construcción de ciudadanía, porque la misma se construye en un proceso de lucha que en
              sí  mismo  es  un  proceso  educativo”.  Los  movimientos  sociales  son  espacios  que  permiten  a  las
              personas formarse no solo profesionalmente sino también políticamente, les permite apropiarse de
              aprendizajes que contribuyen a la formación ciudadana y concebir una actitud crítica frente a la
              realidad actual.
                     Los movimientos sociales son espacios políticos y pedagógicos por las acciones sociales que
              realizan. La perspectiva política pedagógica puede ser “entendida como una pedagogía para las clases
              subalternas, en lo político defiende una opción de transformación social, denunciando los componentes
              opresivos  del  orden  establecido  y  defendiendo  un  modelo  más  igualitario  y  más  justo.”  (Rigal.
              2011:5).   Los  representantes  de  estos  movimientos  defienden  una  idea  clara  y  precisa  contra
              hegemónica,  donde  el  poder  se  centra  en  instituciones  netamente  capitalistas  basada  en
              desigualdades  de  oportunidades  e  intereses.  Estos  espacios  propician  prácticas  pedagógicas  y


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